Atentado en Mánchester

 http://cdn.newsapi.com.au/image/v1/ad984fac471335b5b4e19620ddd55fc6?width=650 Mientras escribo estas líneas, todavía no sabemos demasiado sobre el atentado ocurrido en Mánchester anoche. Lo que sí sabemos es que una persona, se sospecha que un hombre, al terminar el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena ha hecho explotar un artefacto explosivo casero en el vestíbulo del edificio. El atentado ha sido revindicado por Estado Islámico.

Al respecto, varias consideraciones. La primera es la prudencia que todo evento de esta índole requiere. Para más información fiable va bien seguir el perfil de twitter de la policía de Greater Manchester (aquí) o de medios fiables (The Guardian, BBC). La difusión de bulos puede hacer más daño del que uno piensa, a no ser que ya se divulguen intencionadamente, en cuyo caso espero que lo reconsideres.

Este ataque se sale un poco de la tendencia de los últimos ataques yihadistas, que habían adquirido una metodología y un modus operandi low cost. Los ataques de Berlín, de Londres, de Niza, todos ellos, atropellos y cuchilladas, por mucho miedo que puedan dar, revelan que los perpetradores no tienen entrenamiento alguno para cometer ataques a gran escala. En este caso se sospecha que el atacante se ha inmolado usando un explosivo de fabricación casera -algo que, ciertamente, es más fácil de aprender de lo que parece-, pero igual que el atentado en el Aeropuerto de Bruselas, se ha hecho antes de cruzar las medidas de seguridad. Esta es una tendencia esperada con la creciente pérdida de territorio por parte de Estado Islámico en Siria e Irak. Algunos comentaristas destacan el hecho de que se haya atentado contra jóvenes, sobretodo adolescentes, que  asistían a un concierto. Este tipo de objetivos se conocen como soft targets (objetivos blandos), en contraposición a objetivos duros, como puedan ser ministerios, bases militares o embajadas, lugares que, por su naturaleza, están fuertemente vigilados y no todo el personal es civil. Los ataques a soft targets siguen la misma lógica anterior.

Two women wrapped in thermal blankets stand near the Manchester Arena following the explosion

(Como breve recordatorio, Estado Islámico se caracterizó en sus primeros años por tácticas de guerra enfocadas a la conquista, más que por el terrorismo, y ha usado lo que entendemos por terrorismo como respuesta a sus derrotas en Oriente Medio. También hay que recordar que Estado Islámico como organización ha planeado más bien pocos ataques, siendo su modus operandi el incentivar a que sus adeptos cometan ataques y reclamarlos a posteriori.)

Se comenta que este tipo de ataques son cometidos por ‘lobos solitarios’. En realidad, los ‘lobos solitarios’ no son tan solitarios como el nombre sugiere. Sí es cierto que es gente que actúa en solitario, pero la preparación y motivación para el ataque, generalmente, provienen gracias a otras personas. Internet hace que dicho proceso no requiera de contacto físico, y Estado Islámico se aprovecha de ello. Mediante contenido que sube a Internet, incluyendo su revista Dabiq, alienta a musulmanes en todo occidente a luchar por el Califato como puedan. Dichos ataques tienen varios objetivos. Es un modo de mantener la moral alta entre sus filas (seguimos en activo), mientras que al mismo tiempo esperan causar más odio y discriminación hacia la población musulmana en países objetivos de dichos ataques, lo que al mismo tiempo sirve para conseguir más adeptos (os odian por ser musulmanes; nosotros representamos y defendemos el Islam auténtico). Entre los adeptos no todos cometerán atentados o viajarán a Siria o Irak, pero cuanto mayor sea la red con más facilidad se cometerán futuros ataques y con más facilidad se reclutará a nuevos adeptos.

Además, conviene siempre recordar la naturaleza comunicativa de los atentados terroristas. Si nos quedamos en la simpleza argumentativa representada por ‘nos odian’, raramente avanzaremos a poder evitar que nuevos adeptos se unan a sus filas. Un ataque terrorista -incluiré aquí los tiroteos escolares en Estados Unidos- siempre tiene una motivación ideológica. El tiroteo de Columbine reclamaba poner fin a las injusticias en las escuelas hacia los ‘marginados’; el 11M, y otros similares, reclamaban poner fin a la presencia occidental en Oriente Próximo; y así un largo etcétera.

Sin más dilación termino estas líneas. Esperemos que todas las víctimas hospitalizadas se recuperen, y que a los responsables del ataque se les pueda detener y juzgar.


Pedro Sánchez I el renacido

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Os engañaría si dijera que he seguido con atención y detenimiento la campaña para la Secretaría General del PSOE. De hecho, mi interés despertó, mínimamente, tras el debate que los tres candidatos tuvieron, pese a que no lo seguí en directo. Pero, pese a que despertó, se durmió pronto. Pese a la victoria de Patxi López en el debate, seguí creyendo que Susana Díaz ganaría sin problema alguno: la andaluza contaba con el apoyo de todas las figuras históricas de su partido, con el apoyo de la mayoría de barones territoriales y, sobre todo, era la única candidata que ostentaba algún puesto de relevancia.

El domingo hasta bien pasadas las ocho ni se me ocurrió consultar cómo iban las votaciones. Abrí twitter y vi un par de mensajes de periodistas  anunciando la confianza que tenían en la candidatura de Pedro Sánchez y lo desanimados que estaban en la candidatura de Susana Díaz. Ahí sí despertó mi interés. La, al menos para mi, inesperada victoria de Sánchez aclara elementos de la actual política española, y bien harían los barones del PSOE en darse cuenta. Pero la victoria de Sánchez, aunque aplastante, con más del cincuenta por ciento de apoyos, no es tan dulce como parece.

Vayamos con lo que la victoria de Sánchez aclara sobre el actual panorama político español.

Para empezar, queda claro que la decisión de abstenerse para permitir la investidura de Rajoy no fue del agrado de la militancia del partido. Los sanchistas, ganadores, coreaban ‘Sí es sí’, aludiendo al mítico ‘No es no’ de Sánchez a la investidura de Rajoy. El apoyo mayoritario a Pedro, después de haberlo defenestrado y humillado, obligándole a renunciar a su escaño y a abandonar la Secretaría General, es un toque de atención hacia las prácticas internas del partido. A la militancia parece haberle importado poco que Sánchez no cosechara buenas relaciones con el aparato del partido (de hecho, lo acusan de ser poco dialogante internamente). La irrupción de Podemos en el parlamento ha dejado claro que la izquierda española no quiere directismo desde las élites del partido; prefieren, al menos en apariencia, un partido que responda a los intereses de sus militantes.

La campaña de Díaz ha estado llena de despropósitos. No sólo era la candidata apadrinada por medios tan de izquierda como La Razón, si no que además su campaña se basaba en que a ella le gusta ganar y en que Sánchez había obtenido los peores resultados del PSOE (obviando que, aunque ganando y gobernando, en 2015 obtuvo los resultados más bajos del PSOE en el Parlamento de Andalucía). Para más inri, Zapatero dijo que si no se la votaba en Cataluña era por ser mujer y andaluza, sugiriendo una cierta misoginia y racismo por parte de los militantes del PSC. Anoche quedó claro que los militantes catalanes no son los únicos misóginos y racistas. Además, Díaz tuvo la desfachatez de presentar su programa cuatro días antes de las elecciones, cuya única explicación es que no lo creían necesario para ganar: teniendo a todo el aparato del partido detrás, incluyendo las vacas sagradas y la mayoría de barones, siendo el único rival con opciones Pedro Sánchez, al cuál daban por muerto desde hacía meses, a los militantes no les importaba el programa en absoluto. Pues bien, la realidad le ha pasado la mano por la cara a la señora Díaz.

Otro tema importante es la cuestión territorial. Pedro Sánchez ha ganado en todas las provincias a excepción de las ocho andaluzas, Huesca, Biskaia, Gipuzkoa, Cuenca, Ávila y Badajoz. En Cataluña ha arrasado con un 82% del apoyo de la militancia. Con su idea de nación de naciones, y la brillante contestación de Patxi López (aquí un post sobre nacionalismo), pareciera que Sánchez ganaría en la periferia de la peninsula, pero no conseguiría apoyos en las zonas más centrales. Queda claro, tanto con Podemos como la mitad de la miltancia socialista, que la izquierda española no es tan partidaria de la unidad centralizada. No quiero decir esto que haya apoyos a la independencia de Cataluña, ni siquiera que se vea con buenos ojos un referéndum, pero queda clara la división ideológica al respecto de la unidad centralizada de España. Mientras el centro-derecha es partidaria de la centralización (con C’s en contra del los fueros vasco y navarro), la izquierda es más partidaria de una idea descentralizada, quizás federal, entendiendo a España como una nación de naciones cuanto menos.

Pero todavía es pronto para cantar victoria. A Sánchez le vendría bien recordar que no hay que vender la piel del oso hasta que sea cazado. Su victoria no deja lugar a dudas a excusas: no sólo ha obtenido más apoyos que el resto de candidatos, si no que ha obtenido el apoyo de más de la mitad de la militancia y, además, ha ganado en casi todo el territorio. Pero el pésimo discurso de Díaz tras la derrota (lo podéis ver aquí), así como la foto, dejan claro que no se lo va a poner fácil a Sánchez. Pedro tiene la dura tarea de unificar el partido, no a la altura de la militancia, si no unos cuantos escalones más arriba. Con la mayoría de barones en contra tendrá que decidir a quienes seducir y a quienes (al menos tratar de) cambiar. Su  historial de derrotas electorales así como las malas prácticas no parece que le van a ayudar. El PSOE, para poder ser gobernado por Sánchez, debe abandonar las actuales estructuras de poder, algo que puede resultar imposible. Con un Secretario General elegido por la militancia, los órganos de contra-poder deben ser elegidos también por ellos. En pleno siglo XXI la izquierda española no está dispuesta a tolerar otra defenestración u otra puñalada cual Bruto asesinando a César (como hizo Antonio Hernando).

A todas estas dificultades se le suma un posible, aunque poco probable, adelanto electoral por parte del Partido Popular, el cual, viendo la actual situación del PSOE podría optar por terminar de hundirlos, en lo que podría ser el peor resultado obtenido por los socialistas con Pedro Sánchez a la cabeza, por tercera vez consecutiva. Por suerte, viendo la creciente suciedad popular, que emerge semana tras semana, un adelanto electoral no parece estar en el horizonte cercano.

Faltará ver cómo evoluciona la relación PSOE-Podemos. Varios dirigentes de la formación morada, anoche, felicitaron por twitter al nuevo Secretario General, recordándole la decisión que su partido tomó para permitir la investidura de Rajoy. ¿Se podemizará el PSOE, o se moderará Podemos?

Sólo me queda desearle mucha suerte a Pedro Sánchez. La necesitará para mantener su partido a flote, y sobre todo, para hacerse respetar dentro de su formación.

 


‘El círculo’ o la necesaria falta de sutileza

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Debido a que era la ‘Fiesta del Cine’ anoche fui a ver la película ‘El Círculo’, protagonizada por Emma Watson y Tom Hanks, y basada en la novela del mismo nombre. Gracias ‘Fiesta del Cine’ por rebajar durante unos días el precio de las entradas, la gente común lo agradecemos. El tráiler de la película lo podéis encontrar pinchando aquí.

Las críticas a la película (no muy buenas) las podéis encontrar aquí y aquí, y parece ser que no están muy lejos de las del libro. No pretendo hacer una crítica de la película, la cual tampoco me siento capacitado para hacer, sino reflexionar un poco sobre su contenido. Por tanto, lo que leáis a continuación puede contener spoilers.

En la película, Mae Holland, interpretada por Emma Watson, es una muchacha jóven atrapada en su trabajo de telefonista para una compañía de agua. Todo cambia el día en que su amiga le consigue una entrevista para trabajar en ‘El Círculo’, una empresa malvada, síntesis de Google, Facebook, Apple y, virtualmente, cualquier red social o empresa en internet que use tus datos para algo. Sin sorprender a nadie Mae consigue el trabajo, y es a través de ella que vemos la empresa por dentro. ‘El Círculo’ es más una secta que una empresa: a través de la red social interna para los ‘circulistas’, un algoritmo calcula tu grado de ‘sociabilidad’ en base a los eventos internos, para nada obligatorios, que la empresa organiza.

La película se centra, sobretodo, en la implementación del nuevo gadget, una cámara del tamaño de una pelota de ping-pong capaz de gravar en alta resolución y emitir vía satélite, llamada SeeChange, que el gurú de El Círculo, inspirado en Steve Jobs e interpretado por Tom Hanks, pretende que esté en todos lados: en la playa para ver desde casa si hay buenas olas para hacer surf, en las ciudades de régimenes totalitarios para poder registrar abusos a derechos humanos, etc. Es gracias a una de estas cámaras que Mae es salvada cuando decide que es buena idea robar una piragua para remar en plena bahía de San Francisco de noche y sin salvavidas.

Después del accidente el gurú de Tom Hanks y su mano derecha le proponen a Mae que lleve una cámara SeeChange modificada, más pequeña si cabe, todo el día porque, según Mae, cuando nadie nos ve cometemos errores, y los secretos nos llevan al lado oscuro. Creeréis que dicha obviedad es mi interpretación de lo sucedido, que la película es más sutil, pero lo cierto, y es nuestro principal problema como sociedad, es que no fue así. Y la obviedad no empieza con dicha conversación, sino en el mismo momento en que se presenta SeeChange. Al terminar la película me sentí ofendido por tamaña falta de sutileza, por el insulto a mi inteligencia, pero tras unos minutos me di cuenta de que lo más insultante es que a quién se le ocurrió el libro no creyera que las nuevas generaciones nos pudieramos dar cuenta de los riesgos y las vulneraciones a la intimidad a las que accedemos libremente al usar ciertas tecnologías; que el único modo de hacerlo era con un descaro insultante.

Y quizás tuviera razón: publicamos nuestro día a día en las redes sociales de un modo totalmente abierto e irresponsable que en verano, a través de los noticiarios, nos tienen que recordar que con dicha información cualquiera puede saber que hay un piso listo para ser robado. Pero estos no son los únicos riesgos: Facebook, Google y demás servicios ‘gratuitos’ viven de vender nuestros datos, que actualmente incluyen el sitio en el que hemos estado de fiesta el sábado por la noche, o al que fuimos a cenar el viernes.

Quizás una película relativamente mala y tan poco sutil sea lo que necesitamos para darnos cuenta, a nivel colectivo, de los riesgos de usar ciertas tecnologías. Quizás alguien acuse al autor del libro, al director de la película, o incluso a mi, de demonizar la tecnología, lo cuál creo que está muy alejado de la realidad. Pero, recordad que en 1984 era el Estado totalitario el que controlaba la totalidad de la información, incluyendo el pasado, el presente, e incluso lo que uno debe y puede hacer en la intimidad de su casa, mientras que ahora, de modo voluntario, estamos dando toda esa información a empresas que, cuanto menos, son opacas, y que no nos dicen qué hacen con nuestra información.