Ilustración, progreso y humor

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Por mucho que cierta derecha conservadora -aunque una parte se autodenomine liberal- se empeñe en recalcar los valores judeocristianos como la base de la identidad europea -sobretodo para dibujar una guerra de religiones, un asedio en el que el musulmán, caricaturizado como hombre barbudo, con chilaba y cuyo único objetivo en la vida es someter al cristiano y dinamitar desde dentro el Estado a base de pedir subvenciones-, lo cierto es que dicha identidad, la Europea, no se sustenta en conceptos vacíos, como el de ‘valores judeocristianos’ sino en algo más tangible y verídico, la Ilustración.

La Ilustración, comenta André Comte-Sponville en su Diccionario filosófico, ‘designa un período al mismo tiempo que un ideal. […] Es el ideal del conocimiento, del progreso, de la tolerancia, del laicismo, de la humanidad lúcida y libre. Ser un hombre de la Ilustración, explica Kant, consiste en pensar por propia cuenta, en servirse libremente de la propia razón, en liberarse de los prejuicios y de la superstición.’ (p. 272). A la Ilustración debemos ideas como los gobiernos constitucionales o la separación entre Iglesia y Estado y una ristra de pensadores cuyo pensamiento está en la base de nuestra vida política y económica, como Jean-Jacques Rousseau, Voltaire, Adam Smith o Benjamin Franklin. En resumen, la Ilustración nos libró del yugo de la religión, nos permitió cuestionar lo más sagrado, y gracias ella tenemos la certeza de que no seremos quemados en la hoguera como herejes al contradecir a Dostoievski afirmando que, ‘Si Dios no existe, no todo está permitido, y la vida es, de hecho más fácil que con Dios’ (la frase original aquí). Hace tiempo, en la radio, esuché a alguien decir que la desacralización es el motor de la modernidad. Sin duda me parece el mejor modo de resumir todo lo dicho hasta aquí.

 

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Pero pasemos al humor. Andrés Barba en su genial La risa caníbal: humor, pensamiento cínico y poder hace un análisis del humor y sitúa la risa en el cruce entre la razón y la moral, y citando al filósofo francés Henri Bergson -‘en un mundo de inteligencias puras quizá no se lloraría, pero desde luego se reiría’ (p. 11)- concluye que, tras dos guerras mundiales, en vez de vivir en un mundo de risueñas inteligencias bergsonianas, vivimos en un mundo sentimental. Y claro, los sentimientos son algo sagrado para la gente y sobre lo que uno no puede reírse. El mismo Barba lo dice unas líneas más abajo: ‘a diferencia de las razones, los sentimientos tienen la poderosa virtud de resultar inexpugnables. Una idea puede discutirse. Un sentimiento solo puede respetarse. Y en esa dialéctica la respuesta es sencilla: la risa es siempre una amenaza, una agresión tan perversa como el canibalismo’ (ibid).

Es evidente que hoy en día hay menos elementos sagrados en nuestras vidas diarias, pero tal como nos muestra Barba, todavía los hay. La desacralización -la Iluminación, vaya- no consiste en reírse de todo, pero sin duda todo debe poder ser risible, al menos dadas las circunstancias adecuadas, como por ejemplo cierta intimidad o un acuerdo tácito sobre el contenido entre el ponente y su audiencia. El mejor ejemplo de que todo debe poder ser risible bajo las circunstancias adecuadas es el famoso chiste del humorista Gilbert Gottfried que hizo durante un roast a Hugh Hefner en Nueva York semanas después del atentado del 11S. Gottfried dijo a su audiencia ‘debo coger un vuelo temprano hacia California. No pude coger un vuelo directo, dicen que debo hacer escala en el Empire State Building’ a lo que alguien, entre los abucheos del público, le replicó ‘demasiado pronto’, dejando claro que sí se pueden hacer chistes sobre el 11S, pero quizá solo unas semanas después del atentado no sea el mejor memento. (Aquí podéis encontrar más información sobre la anécdota, en inglés) Supongo que a nadie sensato se le ocurriría hacer un chiste en público sobre los atentados de Barcelona y Cambrils del 17A once días después, pero seguro que alguno de vosotros ha oído alguno en círculos más íntimos.

Resituémonos: Ilustración, razón y sentimientos, humor. Decir que la libertad, la razón y la identidad Europea -la basada en la Ilustración, no en esa patraña de los valores judeocristianos- está en peligro hoy en día es innecesariamente alarmante, aunque quizá sea más acertado que los que afirman que los refugiados que vienen a Europa suponen una invasión encubierta, un caballo de Troya que terminará con nuestra identidad. Pero me gustaría señalar al menos tres fuerzas contrarias al progreso -humor mediante- de la humanidad: el Estado español, parte de los católicos españoles, y parte de los musulmanes en el mundo.

Resultat d'imatges de alka eta

En el cartel puede leerse ‘GORA ALKA ETA’

En España se han juzgado -que ya es grave de por sí- e incluso se han condenado ciudadanos por hacer humor, ya sea a través de tuiter (como el caso de Cassandra, aquí), ya sea en un espectáculo de títeres (aquí), o por un sketch (más información, sketch incluido, aquí). Tres elementos se consideran sagrados, es decir, uno no puede ni bromear al respecto: el tiranicidio de Carrero Blanco -que tuvo como consecuencia una oleada de chistes muy divertidos- pues se considera enaltecimiento del terrorismo, el terrorismo en sí -porque, claro, decir Alqa-Eta es un claro enaltecimiento de la banda terrorista ETA-, y las corruptelas del actual partido de gobierno, el PP. Por suerte, de los tres casos aquí mencionados -aunque hay muchísimos más-, solo uno terminó en condena, quedando los otros dos absueltos.

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En segundo lugar están los católicos. Seguramente pudieran ser incluidas otras confesiones cristianas pero desconozco si han sucedido casos como los dos que mencionaré a continuación. La Fiscalía Provincial de las Palmas investigó -y ya me parece grave- la actuación de la Drag Queen Drag Sethlas por su actuación -¡actuación, por Dios!- durante los Carnavales de Las Palmas de Gran Canarias (vídeo de la actuación aquí) a raíz de una denuncia interpuesta por la Asociación de Abogados Cristianos por lo que, consideraban ellos, una vulneración del artículo 525 del Código Penal. La denuncia quedó archivada, pero aún así, la mera existencia del artículo 525 del CP ya representa un lastre para el progreso.

Artículo 525.
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna.

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Otro caso similar ha ocurrido durante las fiestas de Bilbo. Una de las txosnas, de carácter animalista, tenía una decoración que simulaba una carnicería donde se ofrecían distintas partes del cuerpo humano y un póster con el despiece de Jesús en la cruz, a modo de cerdo (aquí podéis leer la breve noticia). La txosna se llamaba, para más inri, Carnicerías Vaticanas. El caso es que, debido a una denuncia por parte del Obispado de Bilbao basada en el mismo artículo del código penal que la denuncia contra Drag Sethlas, la Ertzaintza ha retirado el póster de Cristo. Pero no solo ofendía el póster -al fin y al cabo un trozo de papel con una representación pictórica muy católica, a la que simplemente se le ha añadido el despiece, como si fuera un animal para producir carne- sino que también ofendía el corazón rodeado de espinas.

Evidentemente, con esto no estoy diciendo que toda la comunidad de católicos, ya sea en España o en el resto del mundo, representen un lastre para el progreso de la humanidad pero queda claro que aquellos que se aprovechan de absurdos y denuncian actos que en una democracia sana del siglo XXI no deberían tener más consecuencia que un debate de ideas, sí representan un lastre, y además, un peligro para la democracia.

No sé si a vosotros os parece una aberración que el Estado proteja de este modo un sentimiento. A ojos del legislador, parece ser, es más importante el religioso que otros sentimientos. Sí, también quedan protegidos los sentimientos de los que no profesamos religión o creencia alguna, pero es algo totalmente innecesario. Si alguien mediante palabra, por escrito o cualquier documento hace escarnio de tus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o incluso si los vejan, la respuesta debe ser intelectual -un debate de ideas, vaya- no penal.

Y pasamos a la tercera fuerza, que todo hay que decirlo, todavía no ha actuado en España*, pero sí en el país vecino, al norte de los pirineos. Hablo de los atentados contra la revista Charlie Hebdo en 2011 y en 2015. El primero de ellos fue, presumiblemente, debido a una portada en que se había cambiado el nombre de la revista, pasando este a ser Charia Hebdo, y en que aparecía un retrato del profeta Mahoma diciendo que recibirías cien latigazos si no te morías de risa (aquí la portada), todo ello para criticar la reintroducción de la Sharia en Libia. El segundo de los atentados, el de 2015, se saldó con la muerte de 12 personas, varias de ellas de la revista. En este caso, la fuerza de la que hablo no hace uso del Estado ni de leyes que no deberían existir en primer lugar, sino que directamente se salta la ley a la torera, con la terrible consecuencia que no se contesta a la caricatura, una idea en sí, con otra idea, sino que se usa la violencia. O se incita a ella, como le sucedió al escritor Salman Rushdie tras la publicación de Los versos satánicos, por la cual el Ayatolá Jomeini emitió una fetua llamando a la ejecución del propio Rushdie y de cualquier otra persona relacionada con la publicación de dicho libro. Desgraciadamente el traductor de la novela al japonés, Hitoshi Igarashi fue asesinado, y el traductor al italiano, Ettore Capriolo, fue atacado pero, por fortuna, sobrevivió (aquí más información, en inglés). Esta intransigencia con cualquier ofensa, caricatura o mofa con su profeta -y religión- es solo peor que las ofensas que sienten los católicos por las consecuencias que tienen -muerte y amenazas-, pero el hecho en sí es exactamente igual de aterrador. Con todo, de igual modo que las denuncias contra Drag Sethlas no convierten a todos los católicos del mundo en un lastre para el progreso, los musulmanes a los que una caricatura de Mahoma les ofende y no van más allá, no suponen un lastre o peligro para la humanidad, pero aquellos que consideran que tamaña blasfemia solo puede responderse con la muerte son mayor peligro que el Obispado de Bilbao, sin lugar a dudas.

Resumiendo, para finalizar: poner trabas al humor, ya sean legales o mediante amenazas con el uso de la violencia, es poner trabas a al progreso. Este progreso ha sido posible gracias a la Ilustración, al sapere aude, a arrojar luz allá donde la oscuridad del dogmatismo y de lo sagrado impedía toda crítica. Nada debe ser lo suficientemente sagrado como para que alguien, bajo circunstancias propicias, no pueda reírse de ello. Evidentemente, la libertad del humor -libertad de expresión- tiene consecuencias, entre otras la ofensa. Pero hay que recordar que ofenderse es un privilegio que tienen algunos individuos. Y dicho privilegio no puede atentar contra los derechos más básicos que hemos conseguido gracias a la Ilustración. En caso de ofensa tienes dos alternativas: o bien entras al trapo y respondes ideas con ideas, o bien decides pasar el tema por alto y no intervenir. Exigir que se pida perdón -una teatralización absurda e innecesaria si la petición no es sincera- o, peor todavía, pretender aplicar el Código Penal o, peor incluso, incitar a, o ejercer a la violencia contra alguien está totalmente fuera de lugar. Si un chiste o caricatura te ofende y crees que deberías hacer algo de lo mencionado anteriormente, quizá deberías regresar a la oscuridad de tu cueva y dejar la vida en sociedad para aquellos que entienden las normas básicas.

*Cierto, ha habido atentados yihadistas en España, pero no puede atribuirse a una ofensa en particular hacia lo más sagrado del Islam -su profeta- como sí es el caso de Salman Rushdie y de Charlie Hebdo.

Bibliografía usada:

  • Barba, A. 2016. La risa caníbal: humor, pensamiento cínico y poder. Barcelona. Ediciones Alpha Decay.
  • Comte-Sponville, A. 2005. Diccionario filosófico. Barcelona. Ediciones Paidós Ibérica.

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Breves pensamientos sobre la masacre de Orlando

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Después de un tiempo de inactividad por motivos académicos y lejanía -física pero también mental- con la actualidad del país, un evento mayor me da el impulso que me hacía falta para volver a escribir por aquí. Lamentablemente el evento no es nada bueno, nada que celebrar. Hablo, por supuesto, de la masacre homófoba en la discoteca Pulse de Orlando. No he hecho un seguimiento exhaustivo de la desgracia, pero en la radio esta mañana he escuchado algunas cosas que me gustaría comentar.

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Primero de todo procedo a resumir los hechos con la máxima brevedad de la que soy capaz. En la noche del sábado pasado, sobre las dos de la madrugada, en Orlando, Omar Mateen, ciudadano norteamericano de nacimiento, hijo de familia Afgana, entraba en el club Pulse, una discoteca gay, y empezaba a disparar. Al poco de empezar la masacre, el mismo Omar llamaba al 911 jurando lealtad a Estado Islámico. El asaltante compró dos armas de modo totalmente legal recientemente, aunque no se sabe si fueron utilizadas para la masacre. Además, poseía licencia de armas y de guardia de seguridad. Era empleado de G4S, una de las principales empresas de seguridad privada. Sobre las cinco de la madrugada un equipo SWAT abatía a Omar. El resultado han sido cincuenta víctimas mortales, incluyendo el mismo asaltante, y otra cincuentena de heridos entre gente que estaba en la discoteca y algún policía. Horas más tarde Estado Islámico reivindicaba la masacre como un ataque cometido por la organización.

Como ya he comentado al principio, en la radio he escuchado algunas cosas que me gustaría comentar. Siendo lunes, era de esperar escuchar a Pilar Rahola en El món a Rac1. Rahola ha comentado en la radio que si el Estado Islámico no diera alas a la épica a través de las redes sociales, gente como Omar Mateen no hubiera actuado del modo en que lo han hecho. Pese a que es cierto que organizaciones fundamentalistas justifican la violencia y a veces (parece ser que la radicalización ya no se da tanto en escuelas islámicas o mezquitas, sino a través de las redes mediante contacto con otra gente radicalizada; también se habla de auto-radicalización: no hace falta que haya un maestro, sino que el contenido en la red ya da para que uno termine justificando la violencia y, en algunos casos, participar de actos violentos) participan activamente en la radicalización, éstas no son el principal problema. Si hay individuos que caen en estas redes es porqué las otras instituciones que suelen dar significado a la vida han fallado. El problema no es tanto que EI de alas con su épica a que jóvenes se radicalicen y cometan atrocidades como esta, sino que a las instituciones que tradicionalmente daban sentido a la vida de los jóvenes cada vez les cuesta más dar sentido a un particular grupo de población. Esta cuestión se ha abordado desde distintos puntos de vista. Por ejemplo, Huntington en su ‘Clash of Civilizations’ alertaba que, debido a la caída del muro de Berlín y a la falta de alternativas convincentes a la democracia y los postulados liberales, la gente en países del tercer mundo, en especial en el Norte de África y en Oriente Medio, viraría hacia la religión con más fervor*. Aunque es fácil decirlo, parece no serlo tanto implementarlo. Evidentemente ni yo tengo suficiente conocimiento, ni este es un espacio adecuado para desarrollar la materia, pero la idea queda bastante clara.

Otro aspecto a tener en cuenta es que a Omar no se le conocen afiliaciones a organizaciones -no ha sido hasta que ha llamado al 911 que ha jurado lealtad a EI, y éste se ha enterado por las noticias de lo sucedido- ni demasiados contactos con otros yihadistas u otra gente radicalizada. Es lo que en la prensa llaman ‘lobo solitario’ y que suponen un reto considerable para los servicios de inteligencia. Es muy difícil detectar a esta gente antes de que cometan dichas atrocidades. Gente operando por su cuenta, sin vinculación directa con ninguna organización puede hacer mucho daño, sobre todo atentando contra ‘soft targets’ (objetivos blandos), para los que no necesitan mucha logística, materiales, ni entrenamiento ni conocimientos previos.

Un elemento a destacar es que fuera un trabajador de la empresa de seguridad G4S, la cual tiene una rama especializada en inteligencia. Es alarmante que habiendo sido éste hombre sospechoso de ser yihadista e investigado por el FBI, G4S no lo supiera, o no hubiera tomado medidas al respecto.

También me gustaría hacer mención a la frecuente confusión de Estado Islámico, yihadistas y Talibán. Pese a que los primeros y los últimos son organizaciones fundamentalistas, no son organizaciones comparables y, de hecho, luchan entre sí. Vincular la masacre, reivindicada por Estado Islámico, con palabras del padre del asaltante en apoyo a los Talibán es un acto de peligrosa ignorancia. Hay que tener claro en todo momento que Estado Islámico es una de muchas organizaciones fundamentalistas, pero que no todas ellas son iguales. No comparten métodos y no comparten objetivos. Estado Islámico, no me cansaré de decirlo, es una organización cuyo principal objetivo es establecer un estado-nación acorde con los preceptos de Mahoma, un califato, pero de un modo más pragmático que Al-Qaeda, organización que esperaba que, mediante la debilitación de Occidente, de repente se produciría el llamado califato universal. El Estado Islámico se ha basado principalmente en Siria e Iraq, recientemente se ha aprovechado de la situación en Libia para implementarse en el norte de África, y ha empezado a atentar -y reivindicar atentados que células independientes o individuos por su cuenta cometen- cuando han empezado a sufrir derrotas en Iraq y Siria.

La última cosa que me gustaría comentar es respecto a la Guerra Contra el Terrorismo y también de la conocida laxitud de Estados Unidas respecto a la posesión de armas de fuego. Respecto a lo primero,  es de esperar que si empiezas a utilizar tácticas de guerra (así como una policía cada vez más militarizada) para luchar contra el terrorismo, éste utilizará unas tácticas similares. Pese a que cada vez se mezclan más las funciones de un cuerpo y otro, el anti-terrorismo ha sido tradicionalmente parte de la policía y los servicios de inteligencia, no tanto del ejército. Respecto a lo segundo, creo que en este caso el fácil acceso a las armas es secundario. Aún así, nunca entenderé el porqué uno puede, legalmente, comprar armamento de calibre militar o armas automáticas.


*Deseo dejar claro que no tomo las palabras o pensamientos de Huntington como certeros. De hecho, no estoy de acuerdo con sus tesis, pero no deja de ser cierto que él ya avisaba de posibles razones para un giro hacia lo religioso, cuando a lo largo del siglo XX el tema fue principalmente ideológico.


22M – Bruselas

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Ayer por la mañana amanecí con varias notificaciones en el móvil, algo totalmente normal. En la parte superior de la pantalla un icono circular, blanco, con un teléfono dentro, me avisaba de varios mensajes. Al ser época de exámenes, en los varios grupos con compañeros del máster, lo normal es encontrarse mensajes quejándose del estudio, de lo bien o mal que van, pero ayer el primer mensaje que vi decía que había habido una explosión en el aeropuerto de Bruselas. Otra compañera preguntaba si teníamos amigos o conocidos en Bruselas, que si estaban bien. En el aeropuerto hubo dos explosiones, aunque, parece ser, podría haber habido una tercera -el terrorista se lo pensó mejor, o el dispositivo le falló, quién sabe. Una hora después hubo una tercera explosión en un convoy de metro que estaba saliendo de la parada de metro de Maelbeek, al lado de las instituciones europeas en Bruselas.

Desde los atentados en París el pasado noviembre hasta los de ayer en Bruselas han transcurrido 130 días. Parece que fuera ayer. Han transcurrido 62 días desde que Tehrik-i-Taliban Pakistan matara a 22 estudiantes universitarios en el norte de Pakistán. Tan sólo 3 desde el último atentado en Turquía a manos de Estado Islámico. Uno desde el último ataque suicida en Iraq, también a manos de Estado Islámico. Cada día muere gente a manos de terroristas islamistas, pero sólo nos escandalizamos cuando sucede cerca de nosotros, y es comprensible: por alguna razón simpatizamos más con un desconocido de nuestra misma ciudad que con un desconocido de otro país, lo mismo sucede con ciudadanos de otros países con los que compartimos o creemos compartir cultura, frente con otros a los que vemos siempre como ajenos, como otros.

Es evidente que los perpetradores de semejantes actos merecen nuestro odio. Pero no nos equivoquemos: no todos los musulmanes cometen dichos actos, ni tan siquiera los apoyan. Normalmente ellos suelen sufrir los ataques en sus propias carnes y, además, el odio injustificado de parte de nuestras sociedades cuando los ataques en vez de ser contra ellos son contra nosotros. Para mi está muy claro que contra Estado Islámico y sus filiales (como Boko-Haram) la principal solución es una ofensiva militar -no son una organización terrorista al uso, no quieren ni son capaces de negociar, actúan como un ejército, y además, en Nigeria por parte de los países de la zona y en Síria por parte de las milicias kurdas la acción militar está siendo efectiva en acorralarlos y limitar sus acciones – pero también hay que hacer mucha pedagogía, tanto aquí en casa como en los territorios donde están asentados y pueden conseguir adeptos.

Pedagogía en casa para no odiar, ni desconfiar, ni tan si quiera cambiarnos de acera o bajarnos del metro o del autobús cuando vemos a un musulmán -o a alguien que solemos asociar con dicha religión, estemos acertados o no. Pero también hay que hacer mucha pedagogía en Síria, en Iraq, en Libia, en Afganistán y allí donde estén, para que la gente deje de unirse a estas facciones. Seguro tampoco ayudan las numerosas intervenciones de países occidentales en Oriente Próximo que históricamente no se han realizado, precisamente, para ayudar a las gentes del lugar. Pero esto no es motivo para dejar de intentarlo. Cada vez que alguien como Donald Trump dice que quiere re-instaurar métodos de tortura como el ‘water-boarding’, o cada vez que aceptamos la normalización de medidas de seguridad extraordinarias, incluyendo la clasificación de sospechoso tan sólo por su aspecto, lengua o religión, lo que estamos haciendo es fabricar fundamentalistas religiosos que no dudarán en inscribirse en las filas de organizaciones como Estado Islámico y perpetrar matanzas que nos horrorizan.

Ya no podemos hacer nada para evitar que las víctimas de Bruselas, Estambul, Pakistán o Nigeria mueran. Pero podemos hacer muchas cosas para que cada vez menos gente quiera unirse a estos canallas, por ejemplo, no odiar a la gente equivocada y, sobretodo, no discriminar. Donald Trump, Marine Le Pen o el movimiento Pegida, entre otros, no hacen más que echar leña al fuego. No seamos como ellos.


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La cuestión religiosa en el siglo XXI

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Todo lo que uno pueda escribir hoy va a tener relación con los atentados de París del 13 de Noviembre. Tenemos una nueva sigla en el imaginario común en relación a los atentados de índole yihadista, eso sí, siempre en territorio occidental. No voy a dedicar éstas líneas a discutir sobre los hechos ocurridos. He leído ya demasiados comentarios en twitter, facebook y hasta he escuchado a tertulianos especular sobre si ha sido un ataque bajo bandera enemiga, un auto-golpe, quintas columnas, conspiraciones involucrando a los Illuminati (sí, los Illuminati). Tampoco entraré en el debate de por qué nos escandalizamos tanto cuando esto sucede en París, pero no cuando esta misma semana sucedió en Beirut. Creo que lo más sano, tanto a nivel individual como colectivo, es seguir la información, procurar no abrir demasiado la boca a menos que sepamos algo con certeza o podamos aportar algo útil y, sobretodo, dejar que se enfríe el asunto para poder tratarlo con la dignidad que se merece. Sé perfectamente que en los tiempos que corren, la inmediatez es la norma y que esto no sucederá, pero no por eso deja de ser útil mi recomendación.

Anoche, cuando después de cenar mi padre me dijo que había un tiroteo en Francia, lo primero que se me pasó por la cabeza fue un acto terrorista más perpetuado por algún lobo solitario, alguien medianamente afín a ISIS o alguna otra organización. No había indicios que apuntaran a ésta tesis, pero es la impresión que me daba. Más tarde, Hollande decía en rueda de prensa que el acto había sido organizado en el exterior por Daesh y ejecutado con ayuda del interior del país. No ha sido hasta esta mañana que la organización ha reclamado el acto como propio. ¿Qué implica que la atrocidad haya sido cometida por Estado Islámico? Que va a haber otra ola de manifestaciones islamófobas y racistas, que se va a mirar con más recelo todavía a los refugiados que vienen hacia tierras europeas (irónico que, siendo ellos los que huyen de actos como estos en sus propios hogares, día tras día, vayan a ser ellos los señalados como culpables) y que, inevitablemente, se hablará de religión, y se mezclará ésta con aspectos raciales y debatiremos estérilmente si el Islam es una religión de paz o no, si el Islam predica el odio hacia el Occidental y, sobretodo, pasaremos por alto que los mismos musulmanes son los que en los últimos años han venido sufriendo estas atrocidades, con el añadido de intervenciones extranjeras y ataques con drones que tienen la mala costumbre de impactar sobre civiles – pasados a llamar ‘daños colaterales’.

9788430606252Es por esto que me ha venido a la cabeza una de las lecturas más útiles que he podido realizar este año: La cuestión religiosa en el siglo XXI. El autor de la obra es Georges Corm, libanés formado en Francia durante los años sesenta en ciencias políticas, económicas y derecho. No os asustéis no es una obra densa, e invito a todo el mundo a leerla.

En esencia, y motivo por el cual hablo del libro en un día como hoy, la tesis de la obra es que, debido a la globalización económica y financiera del pasado siglo, las viejas democracias han perdido capacidad de legitimación. Esta crisis no sólo ha afectado a los Estados-nación sino que ha afectado a los tres grandes monoteísmos, siendo en parte el causante de la aparición de los extremismos religiosos. Ejemplos de ello son los hijos de migrantes magrebíes en Francia y España o hijos de migrantes pakistaníes o sirios en Reino Unido, que perciben que el Estado les ha fallado, alienándolos y empujándolos hacia extremismos religiosos, identidad que los acoge con los brazos abiertos, no como la de los Estados dónde viven y de los cuales tienen la ciudadanía.

El libro no es sólo ésta tesis. Habla también el señor Corm de temas que nos interesan para entender los repulsivos actos de París. Como se puede deducir por el título, el libro trata sobre la cuestión religiosa en el siglo XXI. Esto incluye un repaso histórico de la instrumentalización de la religión en distintas épocas de la historia de la humanidad, incluyendo el colonialismo europeo, justificado en la época por intelectuales franceses como el deber de imponer el progreso a aquellos menos desarrollados. Pero la religión ha sido también un instrumento clave durante la Guerra Fría, y de aquéllos polvos éstos lodos. Para combatir la invasión soviética de Afganistán, el bloque occidental fomentó grupos yihadistas, como por ejemplo Al-Qaeda, que luego se volvieron contra Occidente cuando se intervino en Irak, y algunas de cuyas facciones ahora integran el Estado Islámico.

Y hablando de violencia, ¿hay mayor expresión de violencia que el terrorismo indiscriminado? Los que veis tertulias donde aparece Francisco Marhuenda habréis tenido la oportunidad de escucharle situar el origen de la violencia política en la Revolución Francesa, culpando, sobretodo, a Voltaire, y mezclando la Revolución Francesa, la violencia indiscriminada y el anticlericalismo. Georges Corm cree que esto es un error: no sólo es una mala interpretación de la Revolución Francesa, motivo por el cual todos ahora podemos disfrutar de derechos y libertades independientemente de nuestra condición -todo en teoría- sino que además es peligrosa, pues culpa al laicismo de los horrores religiosos. Nadie dice que la Revolución Francesa fuera cosa de hippies. Hubo violencia, y la hubo con fines políticos, pero no fue ésta la génesis del terrorismo. El origen tiene lugar un par de siglos antes, en Europa, y de mano de la religión.

Entre el siglo XVI y el XVIII se dieron en Europa una serie de conflictos que comenzaron con la Reforma Protestante, cuya característica principal era el papel de la religión y las tácticas empleadas. No fue una guerra de grandes ejércitos en campos de batalla, como lo fueron las guerras napoleónicas. Las guerras de religión en Europa tenían varios objetivos, entre ellos eliminar al diferente, exterminarlo a él y a su estirpe, atemorizarlos. Para hacerlo empleaban tácticas que sólo pueden ser calificadas de terroristas: quemaban a pueblos enteros con sus gentes dentro, envenenaban pozos, etc. Lo hacían, en parte, porqué encontraban justificaciones bíblicas para hacerlo, tantos unos como otros. Y en parte de estos eventos tuvo un cierto protagonismo la Santa Inquisición. ¿Qué tiene que ver esta institución, totalmente religiosa, con la política y con los recientes eventos? Pues la institucionalización de los delitos de opinión, que es lo que los autos de fe fueron. (Como podemos ver la violencia y el terrorismo no es sólo cosa del Islam).

Es posible que no se vea claramente la relación del libro con los atentados de París. Hemos visto que la religión ha sido, desde hace siglos, instrumentalizada para satisfacer diversos intereses: colonialismo (expansión territorial y colonial pero no así de derechos como la ciudadanía), guerras subsidiarias (Talibanes, Al-Qaeda, islamistas moderados en Siria e Irak, etc.). Y también que los orígenes del terrorismo (violencia política) tienen mucha relación con la religión (de hecho fue a causa de conflictos intra-religiosos), que ahora algunos se empeñan en verlo como inherente sólo a una (el Islam).

0102192_xl¿Qué podemos extraer del libro que nos pueda ser útil para entender los sucesos del 13N? Primero de todo: la instrumentalización de la religión y el terrorismo con fines religiosos no es inherente a una religión concreta. Los grandes monoteísmos se basan en verdades reveladas en forma de libro, los cuales tienen como mínimo un milenio. Nada de lo que ahí se mencione debe tomarse al pie de la letra, ni para bien ni para mal. La religión es también un tipo de identidad, que no tiene nada que ver con la violencia. Es en casos de alienación y de radicalización (yihadista) cuando se empieza a mezclar religión con violencia y terrorismo. Muchos de estos fenómenos (de radicalización, de violencia) tienen su origen en el Estado moderno y sus errores, ya sea de puertas a dentro o hacia fuera. Uno de los principales puntos de las agendas de las democracias actuales debería ser cómo conseguir que la gente no se radicalice, que no tenga motivos para dejar de identificarse con los valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad que a su vez son los que permiten que las distintas identidades puedan coexistir en paz. De puertas a fuera hay que tener en cuenta que los Estados y las guerras no son laboratorios donde podemos tener todo controlado a excepción de una variable: cualquier intervención que hagas en pro de unos intereses puede tener consecuencias desastrosas. Ahí tenemos el 11S, el 11M, el 7J y ahora el 13N.